Para promover una construcción de saberes es necesario tomarlos en cuenta.
El trabajo colaborativo se refiere a la actividad
de pequeños grupos desarrollada en el salón de clase. Aunque es más que el
simple trabajo en equipo por parte de los estudiantes, la idea que lo sustenta
es sencilla: los alumnos forman "pequeños equipos" después de haber
recibido instrucciones del profesor. Dentro de cada equipo los estudiantes
intercambian información y trabajan en una tarea hasta que todos sus miembros
la han entendido y terminado, aprendiendo a través de la colaboración.
Lo que antes era
una clase ahora se convierte en un foro abierto al diálogo entre estudiantes y
entre estudiantes y profesores, los estudiantes pasivos ahora participan
activamente en
situaciones
interesantes y demandantes.
1. Cooperación. Los
estudiantes se apoyan mutuamente para cumplir con un doble objetivo: lograr ser
expertos en el conocimiento del contenido, además de desarrollar habilidades de
trabajo en equipo. Los estudiantes comparten metas, recursos, logros y entendimiento
del rol de cada uno. Un estudiante no puede tener éxito a menos que
todos en el equipo
tengan éxito.
2. Responsabilidad.
Los estudiantes son responsables de manera individual de la parte de tarea que
les corresponde. Al mismo tiempo, todos en el equipo deben comprender todas las
tareas que les corresponden a los compañeros.
3. Comunicación.
Los miembros del equipo intercambian información importante y materiales, se
ayudan mutuamente de forma eficiente y efectiva, ofrecen retroalimentación para
mejorar su desempeño en el futuro y analizan las conclusiones y reflexiones de
cada uno para lograr pensamientos y resultados de mayor calidad.
4. Trabajo en
equipo Los estudiantes aprenden a resolver juntos los problemas, desarrollando
las habilidades de liderazgo, comunicación, confianza, toma de decisiones y
solución de conflictos.
5. Autoevaluación.
Los equipos deben evaluar cuáles acciones han sido útiles y cuáles no. Los
miembros de los equipos establecen las metas, evalúan periódicamente sus actividades
e identifican los cambios que deben realizarse para mejorar su trabajo en el futuro.
El pensamiento
crítico trata de ir mas allá de lo que son las impresiones y valores
particulares, que se van desarrollando gradualmente desde los primeros años
escolares, tomando en cuenta el ámbito educativo del niño y su propio entorno
fuera de él.
En cuanto al nivel
básico, específicamente la primaria, el desarrollo de este tipo de pensamiento
empieza a manifestarse si es que se ha recurrido a prácticas que lo promuevan,
es decir, actividades en las cuales los alumnos tengan la posibilidad de
ejercer su propio criterio e incluso dudar de lo que el maestro dice si así le
parece. Por ejemplo, cuando se ejercita el debate, el niño puede argumentar, de
acuerdo a la realidad en la que se encuentre, en pro o en contra de lo que él
piense que es correcto.
Este tipo de
prácticas no se logran de la noche a la mañana, si nos encontramos en un
contexto en el cual los alumnos y en general las personas que los rodean están
acostumbradas a no cuestionar lo que se les dice y a estar siempre en actitud
pasiva ante lo que los rodea.
En este tipo de
situaciones, el educador enfrentará un gran reto y tendrá que armarse de mucha
tolerancia pues probablemente aunque promueve diversas actividades en pro del
pensamiento crítico, los resultados no serán los esperados, pero si dentro de
ello se obtiene al menos a una persona que se encamine en esta ruta, podemos
darnos por satisfechos pues a partir de ella podrán promoverse otras más.
Para lograrlo,
menciona seis destrezas cognitivas del pensamiento crítico, a saber:
“Análisis.-
Exploración de los
argumentos, preguntas, enunciados, para establecer sus relaciones.
Inferencia.-
Deducciones,
conjeturas y conexiones de elementos para llegar a una conclusión razonada.
Interpretación.-
Distinguir los
elementos que explican una experiencia, evento o situación.
Explicación.-
Esclarecimiento de
un concepto, teoría presentando sus resultados en forma coherente.
Evaluación.-
Capacidad de
verificar la autenticidad o no de un enunciado, una sentencia o una observación.
Autorregulación.-
Codificar
conscientemente los resultados obtenidos en el procesamiento de las ideas,
juicios, evaluaciones, análisis, etc
Cada una de estas
destrezas cognitivas, deben ser aplicadas a las actividades cotidianas del ser
humano, entre ellas en el ámbito educativo y sus actuales desafíos como
incorporar las tecnologías de información y comunicación (tics)
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